“Las personas tendrían que aprender a valorar más el motivo de la lluvia, a sonreír mientras se mojan . A no preocuparse tanto si su saquito de lana destiñe sobre su remera nueva (al fin y al cabo, son prendas de vestir). Al llegar a su casa, darse una ducha rápida. Besar a su novio/a, preparar un tazón de té y compartirlo. Abrazarse y sentir el calor que emana el otro cuerpo (que es natural, al contrario de la camperita de lana).”